Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet comprobó que la presencia de grandes masas de agua influye en el régimen térmico de la región pampeana y modifica el desarrollo de los cultivos.
La intensificación de las precipitaciones en la región pampeana, sumado a los cambios en la cobertura vegetal, plantea un nuevo desafío e invita a repensar cómo influye el cambio climático en los sistemas productivos agropecuarios. En este sentido, un equipo de investigadores del INTA y del Conicet analizó la influencia que tienen las grandes masas de agua en el régimen térmico de una región y, cómo la variación de temperaturas condiciona el desarrollo de los cultivos. El resultado de este estudio fue publicado recientemente en la revista Theoretical and Applied Climatology.
El océano tiene un efecto de atenuación de la amplitud térmica, es decir, que influye sobre la temperatura de la superficie. Por lo que, “a medida que nos adentramos en el territorio, tenemos una mayor amplitud térmica –entendida como la diferencia entre la temperatura máxima y mínima diaria–”, señaló Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA.
De acuerdo con Di Bella, quien fue coautor del trabajo junto con Patricio Oricchio del mismo instituto, “los episodios de inundaciones registrados en la región pampeana tienen una fuerte influencia en las temperaturas de la zona, debido a que reducen la amplitud térmica del día a niveles similares a los registrados en los lugares costeros”.
“Que tengamos más inundaciones, no sólo influye sobre el clima local, sino que además, impactará en lo que cultivemos y en la disponibilidad de agua para las plantas”, analizó Di Bella quien advirtió: “Al reducirse la amplitud térmica, se modifican las estaciones de crecimiento para los distintos cultivos en la región”.
“Estamos acostumbrados a ver cómo el clima produce inundaciones, pero tenemos que analizar cómo estos eventos influyen sobre el clima local”, recapituló Di Bella quien llamó a mirar los dos lados. “Si queremos adaptarnos, vamos a tener que empezar a manejar las interacciones del clima hacia el sistema y desde el sistema hacia el clima”, dijo.
El estudio desarrollado por investigadores del Grupo de Estudios Ambientales –del Conicet y de la Universidad Nacional de San Luis, de la Facultad de Agronomía y la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y del INTA–, determinó que las inundaciones influyen en el régimen térmico de la región pampeana.
Sobre la base de los registros de temperatura de 17 sitios, ubicados a 700 kilómetros de la costa atlántica, sumado a los datos térmicos de la superficie terrestre –registrados mediante el sistema satelital MODIS–, los investigadores analizaron los efectos de las inundaciones sobre los rangos térmicos diurnos, estacionales y las temperaturas extremas.
Los resultados mostraron que el agua acumulada en la superficie influye sobre el régimen de temperaturas diarias y el período libre de heladas. “Vimos que el grado de asociación entre el porcentaje de inundación y la anomalía en el rango de temperatura fue bastante estrecho”, señaló Di Bella para quien “cuando mayor es el área inundada, más alto resulta el rango de anomalía de la amplitud térmica diaria”.
El director del Instituto de Clima y Agua aseguró: “Verificamos que, por las inundaciones, la modificación de la variabilidad térmica durante el día redujo la ocurrencia y la longitud del período libre de heladas en casi dos meses”.
En este sentido, Di Bella puntualizó: “La reducción del rango térmico diario como el alargamiento del período libre de heladas afectan el desarrollo y crecimiento de las plantas”.
Asimismo, el estudio plantea la posibilidad de que, en algunos casos, esta variación podría brindar una oportunidad porque aparecen mayores períodos de crecimiento, los que contribuirán a la compensación de la producción por las pérdidas que se generan durante las inundaciones.
El trabajo, titulado Inundaciones de larga duración amortiguan el régimen térmico de las Pampas y que fue recientemente publicado en la revista Theoretical and Applied Climatology, abarcó un período de 32 años (1983-2015).