Hace unos meses no me hubiera podido imaginar tal pregunta. Pero ahora se habla mucho de las “noticias falsas
Antes que empezara a escribir esta columna, se publicó un artículo que relata la historia de Cameron Harris, un joven de 23 años. Cameron llegó a ganar mil dólares estadounidenses por hora, por los anuncios en el sitio web de noticias falsas Christian Times, que creó para la época de las elecciones de los Estados Unidos. La noticia falsa que le dio más lucro decía que “decenas de miles de votos fraudulentos de Hillary Clinton habían sido encontrados en un almacén de Ohio”.
Harris admite que no había nada de cristiano en su sitio web. Él había comprado el dominio en ExpiredDomains.net por tan solo 5 dólares.
Empecé a preguntarme cómo pudo pasar esto en el siglo XXI, en un país desarrollado, mayormente cristiano, con empresas de noticias respetuosas y reconocidas mundialmente. Entonces se me ocurrió que esa no había sido la primera vez.
A fines del siglo XIX, hubo una batalla entre dos medios de comunicación de Nueva York. Para vender más, empezaron a publicar noticias sensacionalistas, basadas en rumores, o sea, sin investigar. Fue entonces que empezó la prensa amarilla, en su mayoría ofensiva y distorsionada.
Ese tipo de prensa publicó “noticias falsas” sobre muchas personas. Una de ellas fue Mary Baker Eddy, que era una de las mujeres más conocidas en los Estados Unidos en aquella época.
La consideración hacia los demás, el aprecio por la verdad y la
integridad eran características que Eddy valoraba. En agosto de 1908, tuvo la idea de fundar un diario que dejara trasparentar dichos valores en sus noticias. El 25 de noviembre del mismo año empezó a circular el Christian Science Monitor, cuyo editorial decía que su propósito era “no hacer daño a nadie, sino bendecir a toda la humanidad”.
Hoy en día, el Monitor continúa su publicación impresa y online, semanal y diaria respectivamente, con el mismo propósito. A diferencia de la mayoría de los diarios estadounidenses, el Monitor pone mucho énfasis en asuntos y sucesos internacionales, buscando informar, de manera íntegra y respetuosa, lo ocurrido y lo bueno de la historia que no puede verse tan fácilmente.
Necesitamos noticias verdaderas, bien escritas, neutrales. Este tipo de información nos ayuda a formar un punto de vista, una opinión inteligente. Más que nunca tenemos que reconocer a los periodistas serios y a las organizaciones que valoran la investigación y la ética.
Cuando estamos bien informados y nos tomamos el tiempo para reflexionar, elegimos políticos interesados en el pueblo, y nos comprometemos a hacer para la comunidad todo cuanto esté a nuestro alcance. De esta forma contribuimos, sin duda, a que haya un mundo mejor.
Por Leide Lessa – Email: lessal@csps.com Twitter: @LeideLessa