Mejorar las relaciones es esencial para el desarrollo de cualquier persona.
Es importante reconocer qué clase de intercambio tenemos con los demás para saber si la relación es favorable o no.
¿Podemos distinguir conductas y expresiones que afectan o que ayudan a establecer lazos de unión entre las personas?
Muchas veces no nos damos cuenta de cómo hay tendencias negativas, expresiones o palabras que interfieren con un vínculo genuino de amistad.
Es de gran ayuda saber que lo que hay de negativo a nuestro alrededor no tiene capacidad destructiva.
Pero quizá mantengamos una relación amarga o desdichada porque nuestro propio pensamiento está oscurecido.
He comprobado que al corregir el falso concepto sobre alguien, la negatividad de la relación no tuvo capacidad para arrebatar mi paz y después he podido establecer una buena relación, con el sentido de unidad que debe caracterizar una amistad.
Esta comprensión es la base para demostrar absoluta inmunidad de las más agresivas manifestaciones del mal, que intervienen con el propósito de separar y traer discordancia.
A medida que uno reconoce su real identidad, más naturalmente vemos el origen impersonal del mal y su total falta de poder.
Esto nos brinda armonía en todas las relaciones humanas. Nos encontramos transitando un puente hacia la verdadera comunicación, y estableceremos así un amistoso diálogo con los demás, sin divisiones ni murallas que nos separen.
Generalmente, los problemas son de índole familiar, laboral, entre amigos o entre las naciones. Muchos de ellos se relacionan con la comunicación. En este sentido hay ciertas palabras y actitudes que cooperan y otras que perjudican en lograr una buena conexión.
Las grietas que nos perjudican en las relaciones e impiden un paso de progreso son inflexibles, no permiten ir más allá de esos límites.
Hay algunas actitudes que pueden generar divisiones en la comunicación: encubrir – irritarse – criticar – falta de transparencia – egocentrismo – hablar mucho y acaparar la atención del otro.
Pero hay nexos que favorecen en la comunicación, posibilitando a las personas ir libremente de un lado a otro, o sea, sirven de unión, agilizan el paso. Diríamos que fomentan la comunicación y ayudan a establecer mejores relaciones humanas.
Esas son actitudes capaces de crear vínculos en las relaciones:
• Saludar, sonreír, escuchar al otro: anulan la barrera de la frialdad y de la apatía; expresan interés y atención hacia la otra persona.
• Humildad: denota afinidad y sincero agradecimiento. Es el antídoto contra la arrogancia, la vanidad y la indiferencia.
• Perdón: muestra arrepentimiento por la falta cometida, elimina el orgullo. Indica: “estoy aquí para cooperar” o “lamento haberme equivocado”.
• Sinceridad: revela la disposición de tratarte y de conocerte. Cuando este sentimiento es sincero, anima y ayuda a la otra persona, como por ejemplo, decirle que el color que lleva puesto le queda bien, alentarla en su trabajo, felicitarla por un logro alcanzado.
Hoy algunos expertos en salud se refieren a la importancia del “abrazo” como la forma terapéutica para alcanzar una calidad de vida digna, porque al abrazar con auténtica sinceridad, estamos “dando” lo mejor de nosotros mismos.
Para vivir plena y saludablemente con los demás te invito a construir un magnífico puente de comunicación y a transitarlo libremente.
Permitamos que rayos de luz y de amor se filtren a través de cualquier grieta que parezca ser real e intransitable.
Por Elizabeth Santángelo
Twitter: @elisantangelo1 – Facebook: Elizabeth Santangelo de Gastaldi