Muchas veces subo al cerro el Ávila de Caracas, Venezuela, y mientras camino por sus verdes cerros, escucho a las personas hablar de situación del país, de la vida, del trabajo, etc. Algunos comentan que “la situación está tan difícil que Dios no se mete en esto”, o que “no puede resolverlo”.
¿Realmente existen situaciones o áreas, aspectos de la vida, que Dios no controle o no cubra? Quiere decir que Dios controla el clima, pero no controla la siembra; que Dios controla los peces, pero no controla las aves. O que quizás Él controle un país en particular y otro no. Y en ese caso, ¿por qué tendría algún tipo de preferencia?
Hace dos siglos la situación no era mejor que la de ahora: corrupción, gobiernos que se exceden en impuestos y maltrato a los ciudadanos, etc. Esto lo podemos encontrar en la Biblia. También podemos ver cómo sus personajes enfrentaron todo desde un punto de vista espiritual.
Un pasaje que lo demuestra es el de Eliseo en el que una viuda le pide ayuda ya que su marido ha muerto, y los cobradores vienen por su dinero. Debía tanto que tomarían a sus hijos para que trabajaran en pago, es decir, esta ley daba por sentado que si debías algo y no tenías el dinero, tú o los tuyos se volverían esclavos, o sea, era una ley injusta.
El profeta entonces le dice a la madre: “declárame: ¿qué tienes en casa?”. Ella le dice: “tu sierva nada tiene en casa, tan solo una vasija de aceite”. El profeta, entonces, le comenta: “Ve, pide a tus vecinos vasijas prestadas, vasijas vacías, no pocas”. Él hace la salvedad “no pocas”, sino muchas, porque mucha era la fe del profeta.
“Luego, enciérrate con tus hijos y llénalas de aceite”. Concluye así su orientación. Ella obedece y, encerrada, empieza a llenar vasija por vasija, hasta que le dice al hijo: “tráeme aún otra vasija”, y él le contesta: “no hay más vasijas”. Entonces, cesó el aceite. Es decir, su inspiración. La provisión se manifestó en la proporción de la cantidad de vasijas que obtuvo.
Para mí, el profeta se basó en que las leyes de Dios no son injustas, sino buenas, y tales leyes se manifestaron en el bien y la protección para todos.
Esta historia bíblica me hizo acordar la experiencia que una amiga me contó:
“Estando de viaje, sentí que se me había infiltrado la resina que tengo en una muela, y no podía masticar de ese lado porque era doloroso. Pedí a una persona de la iglesia que orara por mí, porque deseaba sanar por medios espirituales. Oramos con pasajes del libro Ciencia y Salud, de Mary Baker Eddy. Entendiendo que Dios es Todo y gobierna todo en armonía, cesó mi preocupación, recuperé la paz y no sentí más dolor. Pocos meses después, fui a hacerme una limpieza bucal en un odontólogo y me felicitaron por tener todos los dientes en perfecto estado, incluyendo la muela que había presentado la situación”.
Mi amiga pudo haber visto la situación bucal como una situación normal, sin embargo, la vio como algo injusto a lo que no debía doblegarse, y con su fe y comprensión espiritual pudo resolver la situación.
En estos ejemplos podemos ver cómo Dios tiene todo el poder sobre cualquier situación y de cualquier tipo, es decir, Dios es omnipotente”.
Por Maryori Ordoñez