La reforma impositiva que impulsada tocó de cerca a las granjas dedicadas a la producción de carne de cerdo.
Pese a que la medida intenta impulsar el consumo y bajar la informalidad, hay preocupación en el sector.
La reforma tributaria que impulsada, y que se aprobó a finales de 2017, fue tapa de todos los diarios, entre otras cosas, por las idas y vueltas que hubo en torno a los impuestos a las bebidas azucaradas, al vino y a la cerveza. Pero hubo algo que pasó desapercibido, y que sí tuvo luz verde, fue equiparar la presión tributaria de IVA en las tres carnes líderes de la Argentina (cerdo, aviar y vacuna).
Esto significó una reducción a 10,5% de la tasa que grava la producción y comercialización de carnes de cerdo y aviar (que antes era del 21%). Los motivos que impulsaron esta baja fueron dos. Por un lado, los elevados niveles de informalidad que se registran en el sector. Por otro, promover el consumo local puesto que esta medida implicaría una baja en los precios.
Un informe difundido por la Fundación Mediterránea-Ieral, y que tiene como coautores a Juan Manuel Garzón y Valentina Rossetti, advierte sobre la preocupación que existe en las granjas porcinas. Esto tiene que ver con la posibilidad de que se presenten saldos técnicos a favor de los contribuyentes en forma permanente en este impuesto, por la presencia de alícuotas diferenciales (mayores en las compras que en las ventas).
Así, se advierte que: «El hecho que los saldos técnicos se reduzcan en forma significativa expone al sector a quedar con saldos sin recuperar (quizás durante varios meses) en ciclos de márgenes ajustados o negativos, los que seguramente se presentarán en el futuro”, tal como ocurrió en el primer semestre de 2016.
Para evitar este escenario, en la fundación proponen: «Acompañar la medida con un esquema que garantice el recupero del IVA inversiones en un plazo razonable, ya sea mediante créditos fiscales contra otros impuestos, certificados transferibles, devoluciones de fondos y/o cualquier otro mecanismo que logre que los inversores se hagan rápidamente de estos fondos y reduzcan el costo financiero asociado al pago del IVA».
¿Cómo se llegó a esta conclusión?
Garzón y Rossetti presentaron un documento en el que se analizaron los saldos técnicos determinando la posición del IVA en dos sistemas intensivos de producción (250 madres y 500 madres), “con información provista por actores del mercado (costos, precios) para el período octubre 2016 -setiembre 2017 (12 meses), en la situación tributaria actual y en el escenario hipotético de reducción del IVA al 10,5%”.
Según el informe, en la granja de 250 madres se suponen parámetros bajos de eficiencia (2563 kilos por madre año), mientras que en la de 500 madres se estiman parámetros altos (3536 kilos por madre año). Al mismo tiempo, en el texto que se titula ¿Puede generar problemas la baja del IVA en las granjas de cerdo? se plantean tres casos posibles vinculados a la obtención del alimento.
Los resultados indicaron que: «La baja del IVA a la producción y comercialización de cerdos (10,5%) habría reducido los saldos técnicos, aunque estos habrían seguido siendo positivos en cinco de los seis ‘tipos’ de granjas analizadas», al tiempo que agregan: «Solo en uno de los casos el cambio tributario habría dejado los saldos técnicos en negativo (a favor del contribuyente), esto habría sucedido en la granja de menor productividad (250 madres, 2563 kilos madre año) y en la situación donde esta se provee completamente del alimento vía el mercado (por ende, a un costo mayor de IVA)».
Para concluir, los autores aclaran que en el análisis no tuvieron en cuenta el IVA pagado en inversiones, y que aún está pendiente de recuperación, excepto el vinculado a la genética y los reproductores. «Aquellas granjas que tengan todavía IVA por recuperar vinculado a instalaciones, equipamiento, demorarán bajo el esquema de alícuota reducida más tiempo en hacerse de estos recursos, siendo esto un problema en un contexto de inflación, elevado costo financiero y ausencia de ajuste de los adelantos realizados al fisco», concluyen.
Fuente Cronista Comercial