La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología autorizó su venta bajo receta archivada. Hasta ahora su aplicación estaba restringida al ámbito hospitalario. El antecedente de Santa Fe.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) autorizó la venta de misoprostol en farmacias para uso ginecológico a solo unos meses del rechazo de la Cámara de Senadores al Proyecto de Interrupción Voluntaria de Embarazo (ILE).
Mediante la disposición 946-12/10/18, el organismo dispuso su venta bajo receta archivada y, por primera vez, podrá ser adquirido por las personas gestantes para la interrupción de embarazos en los casos que contempla la ley.
El misoprostol es la droga recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para realizar abortos ambulatorios. Si bien en julio de este año la ANMAT autorizó al laboratorio Domínguez a producir la droga, la medida se restringía al uso exclusivo en hospitales e instituciones médicas. Fue por esto que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Lesbianas y Feministas por la descriminalización del aborto y la Secretaría de Género de Nuevo Encuentro se presentaron ante el organismo para solicitarle la autorización de venta en farmacias. La ANMAT no solo se hizo eco del pedido sino que, además, autorizó que la droga esté disponible en cajas de 12 pastillas vaginales —la cantidad recomendada para un aborto seguro—. La nueva presentación estaría disponible antes de fin de año. Según publicaron desde el CELS, “se trata de un paso importantísimo para la salud de las mujeres y las gestantes”.
En marzo de 2018, la provincia de Santa Fe —a través del Laboratorio Industrial Farmacéutico Sociedad del Estado (LIF)— comenzó a producir misoprostol con fines ginecológicos para distribuir, de manera gratuita, en hospitales y centros de salud provinciales. «Si bien hay que ser cautos, a fin de año estaremos en condiciones de largar la distribución, en principio, en Santa Fe», dijo a Clarín Diego Bruno, integrante del directorio del laboratorio estatal. La producción estatal hace que los costos bajen significativamente y, de lograr abastecer a todo el país, haría mucho más accesible el acceso a la droga que hoy ronda los $4000.
Fuente El País.