Podrían haber encontrado los clavos con los que crucificaron a Jesús
Uno de los mayores misterios de la historia podría ser develado: según las investigaciones estos clavos provienen de la cueva de Caifás y Jesús había sido crucificado con sólo dos clavos.
En los últimos días, investigadores de la Universidad de Tel Aviv hallaron piezas de metal con 2000 años de antigüedad. Uno de los mayores misterios de la historia podría ser develado: según los especialistas, encontraron clavos que provienen de la cueva de Caifás. Con esta noticia, crece la teoría que manifiesta que Jesús habría sido crucificado con ellos.
El descubrimiento llamó la atención de los arqueólogos, quienes relacionaron el hallazgo con la crucifixión de Cristo. De hecho, luego de una análisis fisicoquímico, geólogos de Israel aseguraron que los clavos tienen 2000 años de antigüedad. Incrustados en ellos se han encontrado rastros microscópicos de madera y hueso.
En diálogo con el DIARIO HAARETZ, el geólogo Aryeh Shimron manifestó que haberlos encontrado en la cueva de Caifás no quiere decir que estos clavos sean los que utilizaron para crucificar a Jesús. De todos modos, la investigación continúa en pie y se irá a fondo hasta saber de dónde provienen.
Debemos remontarnos hasta el año 1990 cuando, por accidente, un grupo de obreros encontraron un cúmulo de tumbas. Allí, los arqueólogos tomaron nota de lo ocurrido y se presentaron en la zona para estudiarla. Dos años después, hallaron la tumba de Caifás y dentro de ella clavos que aparentemente habrían sido las puntas metálicas con las que crucificaron a Jesús.
Quién fue Caifás, el sacerdote que condenó a Cristo a ser crucificado
Caifás fue el sacerdote que condenó a Cristo a su crucifixión. De hecho, se estima que montón una conspiración contra Jesús por temor. Tenía miedo de que corra peligro el orden establecido en Roma.
Los Evangelistas manifiestan que Caifás logró capturar al Redentor y reunir de urgencia al Sanedrín (consejo de sabios) para detenerlo y condenarlo esa misma noche. Con una asamblea ilegal, se decidió condenar prematuramente a Jesús, realizar el juicio en horas no aprobadas y sólo esperar la orden de ejecución a manos de Poncio Pilato.
La tradición hebrea optaba lapidar a los culpables, puesto que la pena de muerte que se le aplicó a Jesús no estaba dentro de los ideales judíos. Caifás presionó a Jesús para que reconozca ser el Cristo, acusándolo de insultar la majestad de Dios.
“¿Eres Tú el Cristo? ¿El Hijo del Bendito? ¡Dínoslo!”, expresó Caifás. Por su parte, Jesús contestó: “Tú lo has dicho, lo soy”. Con esta revelación, Caifás sentenció su destino: “¡Merece la muerte!”.
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