viernes, septiembre 20
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La falta de personal policial sigue teniendo poca solución para el gobierno provincial.

Desde hace años las promesas de los distintos ministros de seguridad y gobernadores para generar recurso humano en las comisarías quedan solo promesas. Eso sí, nadie podrá negar que desde el 2010 en adelante los distintos gobernadores que pasaron hasta la fecha dotaron a la fuerza policial con móviles, como autos, camionetas y motocicletas equipadas. Como así también, lo aportado por intendente o Ptes. Comunales, con cámaras de vigilancia u otros elementos materiales.

En contraposición, datos estadísticos dan cuenta, que por distintos motivos los efectivos disponibles en comisarías fueron disminuyendo y la reposición no fue de la mano a la necesidad de cada población del departamento San Martín.

Precisamente en nuestro distrito los numerarios, oscilaron por aquellos tiempos, en casi 350 efectivos. Hoy ese número bajó de acuerdo a datos que manejamos, casi en un centenar.

Como ejemplo, basta con analizar datos de fuentes bien informadas, que en la comisaria “Segunda” de San Jorge, en la actualidad, el personal difícilmente alcance los treinta efectivos asignados. Un número escaso para los más de 20 mil habitantes de la ciudad.

Las pruebas más concluyentes para analizar la funcionalidad correcta de la fuerza policial en la actualidad, se visibiliza en los eventos deportivos dominicales, como el futbol departamental, en donde en muchas oportunidades se debió desdoblar el cronograma de partidos jugándose en distintitos horarios e inclusive en jornadas a mitad de semana. 

Otro motivo que complica la situación operacional en el interior provincial, es el traslado de efectivos de otras jurisdicciones a ciudades como Rosario o Santa Fe capital, para cumplir servicio en esos lugares, dejando en evidencia la “frazada corta” que tiene el ministerio de seguridad.

Las medidas comunicadas desde hace muchos años a esta parte y con distintos actores políticos en el poder, están quedando lejos de los ideales y mientras los delitos crecen, a la fuerza policial del interior provincial se hace más difícil prevenir, siendo este el primer paso para poder controlar las calles de ciudades y pueblos.

 Por Eduardo Gómez