Tras su manto de neblinas,
no las hemos de olvidar.
Las Malvinas, argentinas
clama el viento y ruge el mar.
Ni de aquellos horizontes
nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
y en su azul se tiñe el mar.
Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón,
ningun suelo más querido
de la Patria en la extensión.
Quien nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón
ningun suelo más querido
de la Patria en la extensión.
Rompa el manto de neblinas,
como un sol nuestro ideal
las Malvinas, Argentinas
en dominio ya inmortal.
Y ante el sol de nuestro emblema
pura, nitida y triunfal
¡Brille oh Patria!, en tu diadema
la Argentina perla austral.