El Dr. Ricardo Marionsini en una carta abierta, hace una profunda reflexión sobre el COVID y sus consecuencias
Nada es como parece.
Este nuevo coronavirus impuso una emergencia sanitaria global con consecuencias devastadoras en todos los países, fundamentalmente en aquellos con mayor asimetría social.
Esta pandemia, no solo dejó limitado todos los sistemas de salud, por la altísima demanda en atención que requiere; sino que también, nos deja en claro la fragilidad humana / social que atravesamos.
Soy de los que tienen duda sobre su origen y sobre la falta de responsabilidad de una temprana alerta sanitaria.
Las estrategias a desarrollar para enfrentar a una situación inédita como la actual es siempre multidisciplinaria, aunque las decisiones equilibradas son difíciles de alcanzar y sus resultados se podrán analizar en los próximos tiempos. Sin embargo, es evidente que en algo nos hemos equivocados todos.
Pasado varios meses ya de la aparición de esta nueva variedad de coronavirus, aún no tenemos evidencias sólidas de su comportamiento, pero lo que sí conocemos, es su alto poder de contagio y el enigma de la respuesta inmunóloga.
Tampoco sabemos los números reales de los infectados, pero la cantidad es mayor de lo que pensamos. Un gran número es asintomático, no podemos explicar las evoluciones desfavorables y su mortalidad podrá ser evaluada con mejor objetividad en un tiempo.
El inicio de la cuarentena establecido en el país fue precoz y
satisfactorio en el aislamiento, pero ineficiente por la falta de testeos
suficientes, vale decir que la acción fue parcial. Hoy se contabilizan más de
1 millón de casos con más de 30.000 muertes, ocupando primeros lugares
en el mundo acompañado de una economía con muchas dificultades.
Muchas personas racionales, con credibilidad científica, continúan trabajando por un público desesperado que solicita una respuesta rápida y simple, aun sabiendo las dificultades de esta respuesta.
No existe hoy tratamiento efectivo y una vacuna con eficacia inmunitaria, con margen de seguridad y masiva, necesita tiempo.
Una vacuna génica o transgénica es distinta a las anteriores y necesitamos que sea optativa. Nunca obligatoria.
Tarde o temprano debemos enfrentarnos a este virus, incluso sabiendo que corremos riesgos. Necesitamos vivir con cuidados, tener responsabilidad ciudadana, proteger a los más vulnerables y evitar el colapso de nuestro sistema sanitario.
La política comunicacional debe ser seria, las noticias falsas favorecen a los miedos y las angustias. Debemos distinguir información de conocimiento, saber de creer saber.
La única verdad que tenemos es la realidad que atravesamos, y nuestra realidad sanitaria, financiera, económica, social y política crea mucha incertidumbre en el corto y mediano plazo.
Posiblemente nuestras vidas no serán iguales después que esta situación se atenué, pero tengo la esperanza de encontrar nuevas oportunidades. Imagino un escenario mundial distinto y pretendo menores desigualdades.
El impacto de esta epidemia en la historia no podrá ser medida solo por infectados, recuperados o muertos, deberá medirse en la capacidad de la humanidad de re-plantearse una nueva forma de convivir, de solidaridad con el otro y de retomar los principios y valores fundamentales. De nada sirve perdernos en conceptos o ideologías que son modas pasajeras y nos distraen de lo esencial.
Este es un momento para entender cuál es nuestra (humano) real trascendencia.
MARIONSINI RICARDO. DNI 10721989.
Foto Gentileza Radio San Jorge
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