A poco más de 30 km de Rafaela se erige “Terra Vicente”. La agro-ecología como forma de vida para escapar de la locura rutinaria del siglo XXI. La sustentabilidad como idea y como ilusión.
La rutina irrefrenable, la saturación de los horarios, la vida pasatista, la alimentación pragmática se torna imposibles de sobrellevar y de evitar en muchos momentos para quienes debemos salir a la palestra día tras día.
Algunos se revelan, van realmente contra el sistema y dejan de situar en la retórica el término “sustentabilidad”, tan actual, tan de moda, para ponerlo entre las convicciones.
Eso hace un grupo de jóvenes de nuestra ciudad desde hace varios meses, que lleva adelante un proyecto agro-ecológico en un campo de San Antonio, cerca de Vila. “Terra Vicente» es un proyecto que contempla una aldea con 4 familias involucradas, hasta ahora, con la necesidad de una forma de vida autosustentable y en armonía con el ecosistema. Quieren poner en práctica las costumbres ancestrales de los campesinos y fusionarlas con pensamientos filosóficos y espirituales de la revolución cultural surgida en occidente a principios de 1960.
“Somos la ´manada´, no sé si vamos en contra del sistema, pero buscamos una manera de vida más sustentable. ´Suma Causal´, una filosofía nativa de centroamérica, la filosofía de buen vivir busca simplemente la paz y el amor desinteresado, de una responsabilidad hacia la madre tierra, considerando a la tierra como un organismo vivo, como un sujeto de derecho y de valores y no como algo que dejamos ahí sin que sea positiva o verde” nos dijo Sebastián Gramaglia, uno de los principales impulsores del proyecto.
Sebastián contó que “le pusimos Terra porque muchos de nosotros somos descendientes de inmigrantes europeos, así se dice tierra en italiano. Queremos rescatar los conocimientos de ellos y conectarlos con los de las etnias originarias para llegar a hacer algo bien filosófico y bien productivo.
Y Vicente era un abuelo, el que nos permite soñar y crear esta historia, fue el que nos ha cedido estas tierras a través de una donación. La etimología de la palabra es relativo a vincen, significa vencedor, sinónimo de Víctor que significa victoria.
Jugamos con las palabras, tierra de victoria, no de lucha contra algo sino simplemente de escapar del sistema que vivimos porque como estamos no llegamos a ningún lado”.
UNA IDEA DE VIDA
El proyecto agroecológico está ubicado exactamente en el km 107 de la ruta 70. El campo pertenece a la localidad de San Antonio, linda con un canal y está muy cercano a Vila y tiene entre 10 y 12 ha.
Sebastián indicó que “somos un grupo, cada uno tiene sus necesidades y sus proyectos de cambio, en el sentido de mejorar siempre y hacer una convivencia más humana, más sensible. Todos los campos de nuestro alrededor no hacen rotación de cultivos, siempre soja, son muy pocos los que después plantan maíz o girasol.
Queremos combatir contra los agrotóxicos, los pesticidas químicos. Queremos dejar crecer un monte nativo, plantando especies autóctonas, que se haga como un gran pulmón verde para que haga de cortina y frene el avance de la contaminación.”
La organización de la zona continuaría luego, en el centro de ese gran pulmón verde, con la construcción de una escuela alternativa. “Empezar con un aula verde, que enseñe con otros principios, fundamentalmente con los de la permacultura (sistema de principios de diseño agrícola y social, político y económico basado en los patrones y las características del ecosistema natural). Hacer casitas de barro, construcciones agroecológicas, tenemos amigos que están estudiando y se especializaron en construcción natural”.
Se proyecta también un refugio de animales, un vivero y una gran huerta. “Va a ser la que nos dará el alimento, pero también vamos a tener plantas medicinales, sagradas, para poder preparar extractos de tinturas madre, compartir y regalar a la sociedad y empezar a sanarnos de otra manera. Sanarnos desde lo que es la medicina tradicional”.
EN CONSTRUCCION
La idea de autosustentabilidad supone la interacción de personas especializadas en distintos rubros, que se comprometan en una convivencia pacífica. Por ahora hay 4 familias interesadas y sobre la posibilidad de incorporarse al proyecto Sebastián fue concreto: “hay que tener mucho cuidado con las personas que dejamos entrar por el tema de las energías.
Buscar personas que estén en la misma sintonía o armonización que uno. Las personas que vengan tienen que estar dispuestas a vivir en armonía con la naturaleza. Va a haber lugares donde se puedan hacer cursos porque la idea es que sea también un centro de referencia social. La participación de grandes referentes de permacultura, yoga, meditación, médicos holísticos, que den cursos, compartan, que la gente se quede a conocer un poco, que pueda volver a las raíces.”
“Terra Vicente” de a poco van tomando color. El año pasado se realizaron todos los trámites burocráticos para hacer posesión del espacio, condición inevitable a cumplir con “el sistema” para conformar el proyecto de vida que anhela este grupo de personas.
Sobre los avances en el terreno Sebastián Gramaglia nos contó que “todo lo que estamos haciendo es a pulmón, hoy lo económico es un condicionante bastante fuerte. Pero es a largo plazo, queremos dejarles algo a nuestros hijos, iniciar la llama para. Dejar algo y no pasar por este mundo sin dejar una huella”.
GENTILEZA La Opinión de Rafaela