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¿Por qué está mal decir que la selección de Francia «es africana»?

Los cantos racistas contra los franceses afrodescendientes. ¿Dónde nacieron los jugadores de Francia y cuántos son nacionalizados? La nota del Washington Post: «¿Por qué no hay futbolistas negros en la selección argentina”? El mito de «Argentina país blanco». Los análisis de la profesora de historia Mérida Doussou y el politólogo Federico Pita, afrodescendientes argentinos.

«No son franceses, son africanos», «es una selección africana» o «los únicos franceses son Griezmann, Giroud, Lloris y un par más». Son algunas de las tantas frases que se leen y se escuchan desde hace años en las redes sociales y a veces de parte periodistas de diferentes partes del mundo. Desde la derrota en la final del Mundial ante Argentina, Kingsley Coman y Aurelien Tchouameni, quienes no convirtieron en la tanda de penales, son víctimas de un violento ataque racista en las redes sociales.

En Argentina y de cara al Mundial Qatar 2022 se les compuso una canción racista –que también tiene referencias transfóbicas por la supuesta relación entre Mbappé y la modelo transgénero Inés Rau–, que se tornó tristemente popular.

La cantidad de futbolistas afrodescendientes que hay en la selección francesa incomoda y/o enoja a algunos. La nota del Washington Post, que tiene algunas cuestiones muy debatibles, indignó a muchos argentinos porque se sintieron llamados racistas. Sin embargo, y más allá de un título engañoso o al menos equívoco, el artículo lo que intenta es demostrar que es un mito que Argentina «sea un país blanco».

Dónde nacieron los jugadores de Francia y cuántos son nacionalizados: la selección y los afrodescendientes

De los 26 convocados por Didier Deschamps –finalmente quedaron 24 por las lesiones– 14 son afrodescendientes. Pero, al contrario de lo que está instalado en el imaginario colectivo, solo tres futbolistas de la selección de Francia no nacieron en territorio francés y son nacionalizados: Steve Mandanda (Rep. Democrática del Congo), Eduardo Camavinga (Angola) y Marcus Thuram (Italia). De hecho hay otras 13 selecciones de las clasificadas al Mundial que convocaron más jugadores nacionalizados que Les Bleus.

“Somos Francia, estamos luchando por nuestro país, por nuestro equipo. Estamos acá para enorgullecer a nuestro país”, declaró este viernes en la previa de la final el delantero Ousmane Dembelé, nacido en Vernon, al norte de Francia. ¿Quién tiene el derecho de decirle a Dembelé que él no es francés y que Francia no es su país, como él mismo afirma? «Soy parisino», afirmó Mbappé, nacido en París, en otra oportunidad. Pero el racismo instalado no lo considera francés, al no coincidir con cierto estereotipo.

Esto no significa que los jugadores renieguen de los países de origen de sus familias o que no mantengan sus tradiciones y costumbres. Muchos de ellos son musulmanes, por ejemplo, por lo cual también son discriminados en Francia, pero eso no quita que sean y se sientan franceses.

«Se piensa que el francés tiene que ser definitivamente blanco y no se tiene en cuenta las grandes migraciones que hay por el imperialismo, tanto francés como europeo en general, que viene oprimiendo desde hace siglos a las naciones africanas, expoliando sus recursos naturales y dejando en la pobreza a grandes comunidades. Eso hace que muchos tengan que migrar, en condiciones infrahumanas”, sostuvo Mérida Doussou, profesora de historia y activista antirracista, afrodescendiente, en diálogo con Página|12. 

Francia, el país que acuñó para la historia de la humanidad los Derechos Universales del hombre, intentó impedirle a personas que nacieron y se criaron en su país –y que eligen defender su camiseta– representar a su selección. Fue en 2011 en reuniones de la Federación Francesa de Fútbol (FFF). Mohammed Belkacemi, miembro de esa entidad, grabó una de esas reuniones con el argumento de que había escuchado comentarios que eran «irrepetibles».

En los audios, que presentó en la Justicia, y que luego se filtraron a la prensa, se puede escuchar al por entonces director técnico nacional, François Blanquart, proponer topes máximos para limitar la cantidad de jugadores con doble nacionalidad. Laurent Blanc era el entrenador en ese momento: «Actualmente, los grandes y potentes son los negros. Es así. Es un hecho. Dios sabe que en los centros de formación, en las escuelas de fútbol hay muchos (negros). Creo que hay que buscar otros criterios, modificados con nuestra propia cultura», dijo en esa reunión.

Se abrió una investigación interna en la Federación e intercedió el gobierno nacional. El argumento de Blanc fue que él quería jugadores más ligeros y técnicos y su modelo era Samir Nasri, de padres argelinos. Esto último lo decía para demostrar que no era discriminatorio con los extranjeros. El Ministerio de Deportes y la FFF lo eximieron, pero Blanquart fue suspendido y luego despedido de su cargo. 

Qué dijo el Washington Post sobre futbolistas negros en la Selección y el mito de «Argentina, un país blanco»

“La polémica desatada por el artículo del Washington Post, como toda columna de opinión, tiene algunos aspectos para cuestionar. Me parece que lo que plantea, que es cuestionar esta retórica de Argentina como un país blanco, de mayoría blanca o el más blanco de América Latina es una verdad absoluta. Negar eso es negar el propio espíritu de la Constitución Nacional», advierte Federico Pita, politólogo, afrodescendiente y fundador de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR), a Página|12. 

El artículo 25 en efecto dice: “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea…”. Fue redactado en 1853, pero no se eliminó en ninguna de las reformas siguientes. A lo largo de los años los afrodescendientes fueron segregados y ocultados.

“Si nosotros nos sentimos la París sudamericana y los franceses aceptan que esos negros en la selección son franceses, el imaginario de petit francés que tienen los porteños se siente herido. Si nosotros somos Francia y Francia está llena de negros, nosotros también somos negros. En Argentina existe esta idea de que los quechuas que nacen en Jujuy son bolivianos o los mapuches que son de Río Negro son chilenos y los afroporteños como yo somos uruguayos o brasileños, porque lo argentino solamente es lo blanco», reflexiona Pita. 

A su vez, Doussou revela: “No hay que irse tan lejos para pensarlo, a veces pensarlo más cerca nos permite reflexionar más profundo, porque en Argentina pasa lo mismo. Si vos tenés un color de piel más oscuro o determinadas características físicas más vinculadas a las personas afrodescendientes también se piensa que no sos de acá. La gran pregunta con la que convivimos las personas afrodescendientes en Argentina es ‘¿de dónde sos?’, porque pasa lo mismo que en Francia, esta idea de que el argentino es blanco y europeo».

Los apellidos de los futbolistas de la selección argentina no son precisamente de pueblos originarios, pero al cumplir con esa visión europeísta blanca nadie dice que tenemos una selección repleta de italianos o españoles. Nadie duda de que efectivamente son argentinos. Argentina, país receptivo a los inmigrantes desde su Constitución, no escapa al racismo. 

El Mundial, Le Pen, Benzema y la ultra-derecha racista

“Los Estado-nación son una creación de la modernidad, y la modernidad se sustenta sobre la idea de la raza, y en una fiesta del nacionalismo como es un Mundial, esto se exacerba”, sostiene Pita para demostrar que según estas lógicas, lo que sucede en términos de racismo tiene una génesis histórica.

La ultraderecha francesa con Jean-Marie Le Pen, padre de la diputada con la misma orientación ideológica, Marine Le Pen, a la cabeza, ha criticado a los futbolistas afrodescendientes y/o musulmanes que jugaban para la selección gala. Los ha llamado extranjeros e incluso ha pedido públicamente que dejen de jugar para Francia, como sucedió con Karim Benzema, musulmán hijo de argelinos, hace unos años.

«Debemos trabajar para desenredar de dónde vienen esos prejuicios y empezar a preguntarnos nosotros también de dónde somos. Si estamos cerca o lejos de ese tipo de comentarios que justamente son del poder hegemónico, de la derecha racista y xenófoba, lo cual no significa que no haya gente de los sectores populares que se sume a ellos”, asegura Doussou. 

Las minorías radicalizadas son las que llevan a la práctica los fenómenos de opresión, pero estas, como demuestran Doussou y Pita, no podrían sostenerse sin el silencio cómplice de las mayorías o de los estados modernos. Así por ejemplos, los comentarios de racismo inverso, que es otra forma de discriminación: «los negros cantan, bailan, corren mejor» es el más conocido y el más peligroso. La idea de que «mientras nos entretengan todo bien» . Los problemas surgen cuando se atreven a hablar y denunciar desigualdades.

Por Vardan Bleyan

Gentileza Pag. 12