Desde el INTA y la cátedra de Climatología de la UNR, la ingeniera agrónoma María José Dickie señaló que las últimas lluvias fueron “muy buenas”, pero que los daños en el trigo, el maíz y la soja de primera ya es irreversible.
Para la segunda mitad del año se prevé mayor milimetraje y dentro de dos años, tal vez, un escenario completamente inverso al actual: imposibilidad de sembrar por exceso de agua e inundaciones para las que habrá que prepararse.
Las lluvias sobre el fin de la semana fueron como una especie de bendición ante el cuadro de sequía que había en la zona, pero no alcanzan para recuperar lo perdido en materia de cultivos. Para la ingeniera agrónoma del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) María José Dickie las últimas precipitaciones fueron “muy buenas” aunque “los daños son irreparables” en el trigo, el maíz y la soja de primera, además de las pasturas para los animales. La profesional cree que el régimen pluviométrico irá recuperándose y se prevé que, para el segundo semestre del año, al cambiar al Fenómeno del Niño, habrá mayores niveles de milimetraje. Y vaya paradoja, quizás dentro de dos años ocurra una situación inversa: imposibilidad de sembrar por exceso de agua y humedad.
Dickie es docente de la Cátedra de Climatología en la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y Magíster en Manejo y Conservación de Recursos Naturales. Viene observando junto a otros colegas los cambios en las series históricas de lluvias y cómo afectaron a los cultivos. Desde la Agencia de Extensión Rural del INTA Cañada de Gómez analizó para Rosario3 el impacto de la sequía en la zona y sus consecuencias en la producción agropecuaria y ganadera:
-¿De qué manera impactaron en la zona productiva las lluvias registradas sobre el fin de la semana?
-El impacto fue muy variable, se registraron entre 40 y 80 milímetros según la localidad. Fue una muy buena lluvia y de baja intensidad lo que garantiza que lo llovido ingresó a los perfiles de suelo.
En cuanto al maíz temprano sembrado en septiembre, lo dañado por la falta de lluvias ya no se puede revertir. Sí fue positivo para el maíz tardío sembrado en diciembre. En cuanto a la soja, para la primera sembrada en noviembre las pérdidas por el déficit hídrico ya son irreparables, no así para la sembrada en la última parte del año y las de segunda que tendrán una mayor respuesta. También hubo impacto positivo en los lotes destinados a las pasturas naturales para alimentar a los animales.
Gentileza Rosario3