27 de enero 2018 A 109 años de su nacimiento, recordamos al gran folklorólogo y americanista santafesino.
“El ser humano es un deleznable átomo de materia que pasa y se desvanece en polvo, pero lo que hizo queda en la memoria de sus congéneres. Y si esas obras han sido fecundas, su recuerdo se prolonga más allá del tiempo. La historia es testigo”. Son las propias palabras de don Lázaro las que convocan hoy a este tributo en el día de su nacimiento. Porque este inefable investigador, docente, periodista y escritor, había nacido un 27 de enero como hoy, pero de 1909, en San Martín de las Escobas, plena llanura pampeana de la provincia de Santa Fe.
Y esas palabras del comienzo las escribió él para homenajear a otro gran estudioso, Julio Viggiano Essaín. Por eso sentimos que son verdaderas para él mismo. Porque Flury dejó una obra literaria riquísima, centrada en las temáticas indígena y folklórica, que aún es necesario conocer. Entre otros títulos, recordemos GUILICHES, TRADICIONES, LEYENDAS Y GRAMATICA (1949), EL FOLKLORE PROHIBIDO Y OTROS TEMAS (1964), El MUNDO ALUCINADO DEL INDIO (1967), INTRODUCCION AL ESTUDIO DE LOS SIMBOLOS (1975), MITOS Y SAGAS (1975), FOLKLORE DE SANTA FE…
Su tarea en el campo cultural fue más que extensa. No alcanza el breve espacio de esta evocación para nombrarla. Sí para dar algunos ejemplos, que ayudarán a conocer su figura y obra. Pero ahora déjenme que se los presente yo con mi propia voz, desde el más profundo respeto y desde la más delicada fibra de mi corazón: don Lázaro era un hombre fuera de serie: amable, respetuoso, sensible, inteligente. Desde luego, es conocido en todo el país por su labor en el campo de la disciplina folklórica. Pero hay que hacer notar desde el vamos que fue un estudioso de mitos y leyendas americanas. Un aspecto notable de sus investigaciones ancló en el estudio de la simbología de nuestra arqueología.
Así contribuyó al estudio del hombre americano y a la defensa de los pueblos originarios. Y actuó en su defensa de manera concreta, con acciones. Viajando, por ejemplo, al Chaco, y conviviendo con los caciques que le irían pasando parte de su conocimiento, luego de establecerse la confianza. Esa que “constituía un honor difícil de lograr”, según escribe el propio don Lázaro. “Sólo depositaban su confianza en quienes intuían verdaderos amigos, y eran naturalmente esquivos y reservados con las personas que no les merecían fe. En esto, generalmente nunca se equivocaban. Intuitivamente, daban en el clavo sin el mínimo error, dueños de una psicología innata difícil de igualar”.
Fue también maestro, periodista y escritor: difundía su obra con la palabra escrita, a través de sus libros, y con la palabra hablada, en conferencias, cursos y como profesor en la Universidad. Precisamente en Rosario ingresó por concurso en 1955 a lo que en ese momento era la Universidad Nacional del Litoral, para dictar las cátedras de Folklore e Historia de la Música Argentina. Un año más tarde, fue convocado para organizar la cátedra de Investigación Folklórica en la ciudad de Santa Fe.
Con Cosquín tiene mucho que ver pues formó parte de quienes crearon el Ateneo Folklórico, antecedente directo del Congreso del Hombre Argentino y su Cultura. Y ni hablar de su labor como Jurado en el Festival Nacional de Folklore. Y como promotor de congresos sobre la ciencia folklórica.
Don Lázaro le daba mucha importancia a los símbolos. Sus primeras publicaciones las hizo en San Martín de las Escobas, en donde había nacido, como dijimos. Después, estuvo en Wildermuth, pequeña población cercana, adonde se trasladaron sus padres cuando él tenía apenas 5 años, y en Belgrano. De ahí pasó a San Jorge, en el departamento San Martín de la misma provincia de Santa Fe, adonde vivió la mayor parte de su vida, y desde donde se desplegaba para todo el país.
Pero este don Lázaro sorprendente estudió también los orígenes del hombre, su condición de ser que evoluciona. En sus textos, explica desde el paso que significó la rueda “que comenzó con el movimiento de un tronco en forma casual” hasta conceptos sobre la relatividad, la cibernética o “las lejanas galaxias de los mundos interestelares”. Se interesaba por el destino del hombre. Como visionario, hablaba ya a comienzos de los 80 del posible surgimiento de una nueva ética. Y por esos caminos interestelares nos vamos yendo, con la intención, humilde, de realizar un aporte a la memoria americana. Rescatando a hombres como don Lázaro Flury, que dejaron parte de su vida y de su alma en la defensa de los pueblos nativos y en la divulgación de las cosas de la tierra: el folklore, con sus mitos, sus leyendas, su música…
Con todo respeto, hacia él y hacia cada uno de los habitantes de esta América mestiza.
Por Marta Bruno
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1909 – 2018: 109 Años del nacimiento de Lázaro Flury.
Lázaro Flury nació en San Martín de las Escobas un 27 de enero de 1909. Fue un profesor, investigador, escritor y difusor del folclore argentino. Autor de numerosos libros y profesor por concurso de las cátedras de folclore, Historia de la Música Argentina y Danzas Folclóricas de las Universidades Nacionales del Litoral y de Rosario. Su historia, su trabajo y su solidaridad han quedado marcados a fuego en cada uno de nosotros. Flury falleció en nuestra ciudad el 11 de enero de 2002.
El Intendente Municipal Enrique Marucci, recuerda a Lázaro en el día del aniversario de su nacimiento y manifiesta su eterno agradecimiento a este GRAN HOMBRE.